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Asma bronquial
Alvaro Morales, MD
La siguiente es la definición adoptada por consensos mundiales sobre el manejo de la enfermedad. “Asma: enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas activada por diferentes células o pruductos celulares. La hiperreactividad bronquial causa la inflamación bronquial que desencadena episodios recurrentes de respiración sibilante, disnea, opresión torácica y tos, especialmente en horas tempranas de la mañana y en las noches.
Hay obstrucción generalizada en grado variable del flujo aéreo, la cual es reversible, en forma espontánea o como consecuencia del tratamiento médico”.
En resumen, es una enfermedad pulmonar con las siguientes características:
- Obstrucción de las vías aéreas “generalmente” reversible en forma espontánea o como resultado del tratamiento médico.
- Inflamación en grado variable de las vías aéreas.
- Aumento en el grado de respuesta de las vías aéreas a diferentes estímulos externos (= “hiper-reactividad bronquial”).
FISIOPATOLOGÍA
Anteriormente el asma se consideraba una enfermedad en la cual había aumento en la contractilidad del músculo liso de las vías aéreas en respuesta a múltiples estímulos broncoconstrictores. Estudios durante los últimos 10 años confirman que la reducción en el diámetro de las vías aéreas no solamente es secundaria a un efecto bronco-constrictor, sino que contribuyen otros factores como aumento de la permeabilidad de los capilares de la mucosabronquial, edema de la pared bronquial,infiltración por células inflamatorias y aumento en la cantidad de secreciones bronquiales con taponamiento de las pequeñas vías aéreas.
Este proceso inflamatorio responde muy pobre y lentamente a medicamentos broncodilatadores. Hay un consenso general en que la inflamación es el principal componente del proceso asmático y que el tratamiento debe ser orientado a su control. Todos los expertos y consensos recientes reconocen la importancia de la utilización de terapia antiinflamatoria con esteroides en prácticamente todos los grados de severidad de presentación del asma bronquial. Los esteroides no deben ser reservados únicamente para el manejo de los cuadros severos, ya que su gran utilidad está demostrada hasta en grados leves de la enfermedad con la utilización de sus presentaciones en forma inhalada.
La inflamación en el asma es compleja y en ella participan múltiples células y mediadores.
Células reconocidas como inflamatorias e inmunogénicas como linfocitos, macrófagos, eosinófilos, mastocitos, neutrófilos y otras células denominadas propias o residentes del pulmón con un
potencial inflamatorio como las del epitelio bronquial y del endotelio vascular, liberan y producen múltiples substancias proinflamatorias como: Interleuquinas (IL), IL-2, IL-2, IL-3, IL-4, IL-5,
IL-6, IL-10, IL-12, IL-13,
factores estimulantes de formación de colonias de macrófagos-granulocitos (GM-CSF), factores de necrosis tumoral, superóxidos, proteína básica mayor de los eosinófilos, histamina, triptasa,
prostaglandinas, leucotrienos, factores activadores de plaquetas, moléculas de adhesión (ICAM-1–VCAM 1) y selectinas.
Los linfocitos T CD4 aparecen como los que desempeñan un papel determinante en desencadenar y coordinar el proceso inflamatorio; interleuquinas producidas por estas células son responsables de la diferenciación, síntesis, quimiotaxis y activación de los eosinófilos, presentes en gran cantidad en las secreciones bronquiales, nasales y en la sangre de las personas que presentan un proceso inflamatorio asmático. El éxito observado con la utilización de esteroides redunda en su habilidad para controlar y regular el proceso denominado “cascada inflamatoria” siempre presente en la reacción asmática.
La falta de actividad antiinflamatoria de los anti-histaminicos y de medicamentos antileucotrienos de primera generación sugiere que el control de un solo mecanismo, de los múltiples presentes en la reacción inflamatoria asmática, carece de verdadera utilidad clínica en el manejo del paciente asmático.
CLASIFICACIÓN
Durante años el asma se ha tratado de clasificar de acuerdo a su etiología, especialmente relacionando la sensibilización a agentes presentes en el ambiente, pero desafortunadamente este método encuentra individuos en los cuales no se demuestran factores ambientales, denominándose esta variedad como “intrínseca” o idiopática, mientras que aquellos que además presentan atopia, historia familiar, elevadas cifras de IgE y aumento de eosinófilos, se agrupan en la variedad de asma extrínseca o alérgica. Recientemente se ha reconocido un tercer grupo denominado asma ocupacional, al que pertenecen aquellos individuos que se han sensibilizado a un agente presente en el ambiente de trabajo y que no eran asmáticos previamente. En el año 1992 se publicó el informe oficial del Consenso Internacional sobre el Diagnóstico y Tratamiento del Asma, el cual definió claramente la gran importancia de clasificar el asma según el grado de severidad de la obstrucción de las vías aéreas, puesto que así se va a determinar el manejo farmacológico a seguir, y definió tres grados de severidad. Posteriormente, en enero de 1995, el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos revisó dicho documento y publicó el llamado “Global Initiative for Asthma” (GINA) el cual se actualiza periódicamente, siendo su última versión la publicada en el año 2002, la cual define cuatro grados de severidad. El tratamiento correspondiente a cada nivel de severidad se ha definido también que debe ser variable y progresivo y se ha denominado Manejo o Tratamiento Escalonado:
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Los medicamentos útiles en el manejo del asma se han clasificado en dos tipos: Aliviadores y Controladores.
ALIVIADORES
Actúan rápidamente para mejorar el broncoespasmo, la tos, la opresión torácica y la respiración sibilante. “Alivian síntomas” (“de acción inmediata” o “de rescate”).
CONTROLADORES
Se administran diariamente por periodos prolongados para mantener el asma “controlada” (“profilácticos”, “preventivos”, “de mantenimiento”).
Que es el Asma?
Medicamentos controladores: estas substancias deben administrarse diariamente en forma permanente para mantener al asma bajo control; han
sido denominados también profilácticos, preventivos o de mantenimiento.
El mejor ejemplo de ellos son las drogas antiinflamatorias o esteroides inhalados, que pueden interrumpir el desarrollo de la inflamación de la vía aérea y además tienen un efecto profiláctico.
Interfieren con el metabolismo del ácido araquidónico, la síntesis de leucotrienos y prostaglandinas, reducen la exudación en la microvasculatura, inhiben la producción y secreción de citoquinas,
previenen la activación y migración de las células inflamatorias y mejoran la respuesta de los receptores B del músculo liso, restableciendo el efecto broncodilatador.
Múltiples estudios demuestran su eficacia mejorando la función respiratoria, reduciendo la hiper-reactividad bronquial, disminuyendo síntomas, reduciendo la frecuencia de episodios agudos y
mejorando enormemente la calidad de vida. Usos prolongados de altas dosis son
útiles en el tratamiento del asma severa persistente, porque reducen la necesidad de utilizar esteroides orales por largo tiempo y tienen mucha menor incidencia de efectos colaterales.
Los medicamentos antialérgicos (anti-histamínicos) pueden también tener efecto controlador, pero no existen estudios que demuestren un control satisfactorio a largo plazo y su
efecto es mucho menor que el de los esteroides y otras drogas antiinflamatorias. La eficacia del ketotifeno no está suficientemente establecida y su
efecto sobre los cambios inflamatorios crónicos de las vías aéreas no está comprobado completamente. Su eficacia parece observarse después de varias semanas de tratamiento y beneficia
especialmente a niños y jóvenes.
El cromoglicato de sodio puede usarse en las etapas tempranas del asma porque reduce los síntomas y la frecuencia de los episodios, y cualquier paciente puede beneficiarse de su uso permanente; no es posible predecir quienes van a responder, y un esquema de tratamiento durante 6-8 semanas es la única manera de poder establecer su utilidad.
El nedocromil sodio es 4-10 veces más potente que el cromoglicato y actúa también inhibiendo la acción de sustancias pro-inflamatorias en la vía aérea y evitando la liberación de otras preformadas en diferentes células (mastocitos, linfocitos T, eosinófilos) responsables de iniciar y mantener activo el proceso inflamatorio; puede usarse en forma continua y los estudios clínicos demuestran una respuesta rápida con mejoría de síntomas y de función pulmonar; su utilidad en niños no está aún determinada.
Tanto el cromoglicato como el nedocromil están casi completamente exentos de efectos colaterales. La teofilina de acción prolongada, usada durante años como droga broncodilatadora de potencia
moderada (aliviadora), ahora se acepta que posee un efecto antiinflamatorio (controlador) útil tanto en la reacción temprana como en la reacción tardía del asma y en la reducción de síntomas y
mejoría de la función respiratoria. Dentro del esquema de manejo se acepta su gran utilidad para el control de los síntomas nocturnos, por lo cual se recomienda observar cuidadosamente su
dosificación para evitar efectos adversos significativos.
Los B2-agonistas de larga duración (formoterol-salmeterol) son medicamentos broncodilatadores útiles en el control de la reacción temprana y tardía en el asma. Su posición en los
esquemas de tratamiento no está claramente definida aún, pero su utilización rutinaria
disminuye los síntomas nocturnos, mejora la función pulmonar y reduce la necesidad de la utilización de B2-agonistas de corta acción.
No están indicados durante el manejo de la crisis asmática aguda
Antileucotrienos: los leucotrienos, metabolitos derivados del ácido araquidónico, son substancias pro-inflamatorias que al ser inhaladas en
forma experimental producen espasmos bronquiales severos similares a un episodio asmático agudo. Pacientes tratados con medicamentos anti-leucotrienos que presentan asma leve y asma moderada han
demostrado en forma consistente mejorías en las cifras espirometricas VEF1 y Flujo pico (PEFR) entre un 15-25% y un 50%, disminuyendo los episodios de asma nocturna, pues reducen la intensidad de
los síntomas, disminuyen el uso de los B-agonistas inhalados y también la frecuencia
y severidad de los ataques asmáticos.
Estos medicamentos proveen efecto adicional a los de los otros medicamentos antiasmáticos y permiten la reducción de la dosis de esteroides inhalados.
No existe aún una indicación acerca de cuáles pacientes asmáticos van a beneficiarse con el uso de los medicamentos anti-leucotrienos, y por tanto debe utilizarse este tipo de medicamentos para poder determinar el beneficio. Sus mínimos efectos colaterales permiten iniciar pronto su uso en la mayoría de los pacientes.
Medicamentos aliviadores: actúan inmediatamente y se prescriben para mejorar la disnea, produciendo bronco-dilatación temporal inmediata; son especialmente usados para la mejoría rápida de la asfixia, aceptándose que su uso debe ser según la necesidad, dejándolos a discreción del paciente.
Los B2 agonistas (simpático-miméticos) son broncodilatadores y actúan relajando el músculo liso de la vía aérea; mejoran también la acción
muco-ciliar, disminuyen la permeabilidad en la microvasculatura y hay estudios que sugieren que pueden tener efecto estabilizador en mastocitos y basófilos. Su eficacia es mayor por
vía inhalatoria que cuando se utilizan en forma oral o parenteral, presentándose también mínimos efectos colaterales indeseables como temblor, taquicardia, etc. Son el mejor ejemplo de
medicamentos aliviadores y están indicados en el manejo de la crisis asmática aguda; deben utilizarse previamente al ejercicio y se consideran como la droga de elección en el manejo del asma
episódica.
A pesar de que su uso permanente durante largos periodos es muy generalizado, hay estudios que sugieren que el empleo permanente por horario en forma prolongada puede acarrear un pobre control funcional del asma; por lo tanto, deben asociarse al uso de medicamentos antiinflamatorios, éstos sí en forma continua (esteroides inhalados) y dejar el uso de B2 agonistas según la necesidad, suspendiéndolos cuando se observe un control funcional satisfactorio.
Los esteroides sistémicos (orales o parenterales), a pesar de que el inicio de su acción puede tardar 4-6 horas, son indispensables en el manejo de las crisis agudas de asma debido a que evitan
la progresión de los síntomas, reducen la necesidad de acudir a los servicios de urgencias y disminuyen el porcentaje de hospitalizaciones. Una vez se haya controlado el episodio agudo deberá
instaurarseun esquema oral de esteroides durante 10-20 días, utilizando el equivalente a 16-32 mg/día
de metilprednisolona para reducirlos en forma gradual hasta suspenderlos. Algunos pacientes requerirán uso prolongado de dosis menores, que idealmente deben ser tomadas en forma ínterdiaria y a
la menor dosis efectiva útil.
Es indispensable conocer y familiarizarse con los efectos colaterales de estos medicamentos para identificarlos, controlarlos y advertir a los
pacientes de su presencia; los más importantes son: aumento del apetito, retención de sodio con edemas y aumento de peso, alteraciones en el metabolismo de la glucosa, alteraciones emocionales,
gastritis y úlcera péptica, osteoporosis, etc. Estas alteraciones serán menos frecuentes si la dosis es menor y el tiempo de utilización más corto.
Los anticolinérgicos inhalados (bromuro de ipratropium y bromuro de oxitropium) son broncodilatadores que bloquean la vía vagal
postgangliónica eferente, reduciendo el tono de la vía aérea; son menos potentes que los B2- agonistas y su efecto también es más lento,
demorándose 30-60 minutos para obtener su efecto máximo. Hay reportes que demuestran un efecto broncodilatador aditivo al B2 inhalado
durante la fase aguda del asma, pero no hay evidencia clara del beneficio a largo plazo.
Se acepta que podrían ser una alternativa útil en los casos en los que hay presencia de muchos efectos colaterales por la utilización de B2-agonistas. El único efecto colateral molesto es la sequedad de las mucosas orales.
La teofilina y los B2-agonistas orales o parenterales de acción corta poseen muchos efectos colaterales indeseados, especialmente cardiovasculares y temblor muscular, lo cual los ha relegado del manejo rutinario del asma.
TRATAMIENTO ESCALONADO
Para cada nivel de severidad de asma se ha definido un manejo correspondiente, siendo más complejo en la medida que el grado de severidad aumente. El clínico debe incrementar o reducir la
intensidad del manejo de acuerdo al nivel de severidad en que el paciente se encuentre. Es un proceso dinámico durante toda la vida del individuo asmático.
El siguiente es el manejo indicado para cada uno de los diferentes grados de severidad del asma según la “ Global Initiative for Asthma” (–GINA- Jan 2002):
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